Las redes sociales son
universos nuevos. Dentro de éstas, millones de personas cohabitan, se
relacionan, pelean, interaccionan entre sí, para alcanzar múltiples y diversos
objetivos o para entretenerse o por puro vil y simple ocio. Twitter y Facebook
son mundos virtuales poblados por todo tipo de personas. El problema es que
entre éstas, abundan los caníbales. Sí. Caníbales. El cosmos que conforman las
redes sociales está plagado de antropófagos, bárbaros, rufianes, bribones, cuyo
único propósito es devorar a individuos con ideas distintas a las de ellos—normalmente
se trata de ideas simples, maniqueas y amorfas—. Una vez masticado y abatido el
sujeto con pensamientos diferentes o contrarios al de las cruentas y feroces
bestias, miles y miles de animales carroñeros le caen para engullirlo
despiadadamente.
Claro está que también
existen quienes aprovechan a Twitter y Facebook como plataformas para
manifestar ideales, iniciar debates, fijar posiciones, argumentar sobre una u
otra cosa. Ambas redes sirven magníficamente para promover ideologías
políticas, promocionar un producto o fomentar un sentimiento colectivo. Es
decir, tanto a una como a la otra red se le puede dar un uso positivo y eficaz,
y en el ínter uno puede aprender y nutrirse intelectualmente. Siempre y cuando
se logren esquivar las avalanchas de lenguaje soez y la rijosidad y el encono y
la ira de los antropófagos odiadores.
Sin embargo, esto no significa que se deben ignorar a estos brutos y mentecatos
personajes; al contrario: al decir esquivar, me refiero a torear las embestidas
necias y groseras de los rencorosos sandios. Porque solamente así se les puede
cansar y eventualmente vencer. Es de suma importancia no permitir que la
irracionalidad triunfe sobre la razón, ni en Facebook ni en Twitter ni en
Instagram ni en ninguna otra parte.
Nosotros los cazadores somos
uno de los blancos favoritos de estas alimañas virtuales. ¿Cuántas vorágines no
han desatado fotografías en las cuales posa un cazador con su presa? Siempre
que llega a circular una imagen relacionada con la cacería, detona la histeria
colectiva, el ardor tuitero, el ímpetu iracundo en Facebook. Los odiadores, inmisericordes, arremeten
lanzando dentadas y salivando contra el cazador. ¡Cobarde, asesino, psicópata,
maricón, pitochico, puto, animal,
homicida, sicario, maricón! Braman coléricos los caníbales en redes sociales.
No porque tengan una idea sobre ambientalismo, sino por el sencillo hecho de
zamparse a una persona. Y las amenazas de muerte se multiplican y las
estupideces se repiten una tras otra y todo internet se apesta con el hedor a
vísceras.
¿Cómo evitar el problema del
canibalismo contra cazadores en las redes sociales? ¿Cómo promover, fomentar,
defender, la caza regulada, legal y responsable en redes como Twitter,
Facebook, Instagram? A continuación algunos consejos.
1.- No esconder la pasión de
la cacería.
Se entiende que muchos
cazadores, para evitarse el escarnio ramplón de los inmoderados antipáticos,
prefieren dejar las fotos de sus cacerías para mostrarlas únicamente en
privado. Es comprensible que a nadie le guste recibir toda clase de insultos y
ser calumniado por el simple hecho de subir una fotografía posando con la
valiosa y bella presa. Sin embargo, lo ideal es difundir las imágenes para
provocar la tempestad maniática de los odiadores
para así poder demostrar a todos los curiosos lectores quién cuenta con la
argumentación y quién con la locura. La razón hay que ganarla, pelearla,
disputarla.
2.- Subir fotos de cacería
Una foto polemizada, como lo
vendría a ser la de un cazador con su trofeo, atrae la atención de un sinfín de
usuarios en redes sociales. Lo que es lo mismo a incontables curiosos que
quedan inmersos en la discusión y que acaban viéndose forzados a leer los
argumentos y el debate entero que puede suscitar un retrato de la naturaleza
que aquí se trata. Es decir, que el tratar con los haters puede tener como efecto secundario la persuasión de una
persona serena, de mente y razonamiento abierto, dispuesto a informarse antes
de emitir una opinión. Muchísimas personas, luego de leer un buen razonamiento
en defensa de la caza, pueden acabar otorgando al cazador el beneficio de la
duda, o incluso convenciéndose de los beneficios que esta actividad trae consigo
misma.
3.- Entrar a todas las
discusiones sobre cacería en redes sociales
No es raro para un usuario de
redes sociales que guste de cazar que entre sus amigos en Facebook o seguidores
en Twitter abunden los cazadores. Dicho esto, es común que el cazador se tope
con otro de los suyos siendo atacado y vilipendiado por la jauría de loquitos.
Cuando así suceda, se recomienda entrarle en defensa del compañero, para
ampliar el debate o la discusión y aportar con nuevas ideas y opiniones, que
pueden tener como fruto el convencimiento de los fisgones que anden por ahí
merodeando, atraídos por la imagen o el comentario relacionado con la cacería.
4.- Respetar a la presa con
la que uno se retrata
Todos los cazadores sabemos
que parte esencial de la caza, momento de suma importancia durante una cacería
es cuando, tras el esfuerzo y la perseverancia, posa uno junto a la presa
finalmente abatida. Y como se dijo antes, no tiene nada de malo subir la foto
del trofeo. No obstante, lo que resulta no solamente incorrecto, sino que poco
ético, es posar con un animal con sangre, acomodado sin dignidad, con la lengua
de fuera, con la herida reluciente. La fotografía debe honrar la caza. Tanto
cazador como pieza deben retratarse relucientes, vitales, bellos, orgullosos.
Cualquier acto distinto significa una falta de respeto a las personas, al
animal y una provocación grosera e innecesaria para contra los antis.
5.- Nunca perder la paciencia
frente al ignorante
Cuando un cazador se enfrasca
en una discusión, en un debate o un simple intercambio de ideas, siempre existe
la posibilidad de que cualquiera de las partes estalle por alguna razón. Es de
suma importancia que en redes sociales, sin importar la llovizna de injurias
que nos esté empapando, los cazadores debemos mantener la calma y siempre
demostrar al resto de los usuarios mayor serenidad, conocimiento de causa,
inteligencia y mejores argumentos que los detractores de este deporte.
En todo momento, el cazador
debe confrontar la argumentación, la lógica, el razonamiento, la templanza, las
ideas y la serenidad, contra el lenguaje soez, la diatriba, la falacia, la
ofensa el perjuicio y la ignorancia de los odiadores
anti cacería.
6.- Buscar apoyo de no cazadores
Siempre que uno debate acerca
de la caza, un argumento que pesa, cualquiera que sea, es el de una persona que
no disfrute ni guste de la cacería, pero que esté a favor de ésta. En redes
sociales existen muchos biólogos que, sin ser cazadores, defienden las
actividades cinegéticas por conocer perfectamente el impacto positivo que
tienen éstas en el medio ambiente. En todo momento será de utilidad buscar el
apoyo de hombres o mujeres así.
7.- Compartir y dar ‘Me gusta’
constantemente a contenido sobre caza
En redes sociales circulan
enromes cantidades de citas bellas sobre cacería, imágenes de paisajes sublimes
o de momentos familiares hermosos que se capturan durante un viaje de caza;
asimismo, en Facebook y Twitter nos podemos topar con artículos de opinión a
favor de las actividades cinegéticas, con estudios que prueban la importancia
de este deporte en el mundo. Todo esto hay que compartirlo con nuestros
contactos, dando al botón de compartir o al de retuit; también es fundamental dar likes a todo lo que encontremos relacionado con esta pasión. De
esta forma podemos expandir el alcance del mensaje y multiplicar las
posibilidades de detonar un debate, que tanto han de beneficiar a los cazadores
si se logra debatir correctamente
En fin, se
sostiene que solamente mediante la razón y la persuasión se podrá hacer una
apología digna y merecida de la caza responsable, legal y regulada en redes
sociales. Urge limpiar esta pasión de estigmas y prejuicios con los cuales
algunos malintencionados o ignorantes la han envilecido. Esto, definitivamente
no quiere decir que todos aquellos que no estén a favor de la cacería estén en
lo incorrecto, equivocados o locos. Por supuesto que no. El conflicto es entre
los antropófagos virtuales y los cazadores, que a diario son acosados por
aquellos por el simple hecho de llevar a cabo un acto privado, lícito, regulado
y legal, que últimamente se ha venido polemizando.
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